Policial. Una ficción que desnuda el carácter ficcional de la realidad, que preserva la ambigüedad de lo racional y de lo irracional; sirve para despojar a las clases populares de sus propios héroes al instaurar la esfera autónoma (y apolítica) del delito.
El policial es interesante: 1 estructuralmente: por la lógica de su funcionamiento, y su consecuencia más importante está en las percepciones que autoriza y que bloquea. El policial es un relato sobre el crimen y la verdad, que articula las categorías de conflicto y enigma.
2 por su historia: la lógica de su evolución (y su función social), y su consecuencia más importante es la progresiva generalización y abstracción de sus características. Habría un interés "popular" por el crimen que vendría a suscitar la multiplicación de casos policiales.
Limites literarios: El policial los desborda. El caso policial precede a la literatura policial. El caso y la crónica policial preceden al género policial, pero el género policial no procede de la crónica ni del caso, sino de la dinámica interna de la serie literaria.
Debe mencionarse al Estado y su relación con el crimen, de la verdad y sus regímenes de aparición, de la política y su relación con la moral, de la Ley y sus regímenes de coacción.
El relato clásico tiene su condición de existencia en la cantidad de preguntas que plantea y el tiempo que tarda en resolverlas.
El detective es el que ve lo que está allí pero nadie ve; es quien inviste de sentido la realidad brutal de los hechos. En la medida en que el detective permanece al margen de las instituciones de Estado, y hasta se les enfrenta, su estatuto será cada vez más sustancial y menos formal.
El delito: de eso tratan los conflictos que cuenta el policial. Principalmente el crimen: debe haber una muerte violenta, un asesinato. Para que un relato comience es necesario un suceso, un conflicto extraordinario. El policial desdeña los delitos más o menos frecuentes. El mundo del policial es el de la muerte sórdidamente estetizada que separa al crimen de las clases, y al criminal de sus semejantes. La crónica policial debe heroificar a la víctima para poder construir el caso policial y justificar la muerte violenta. Mientras haya muerte habrá relatos. El crimen es un conflicto casi siempre contado desde el eje del deseo y la pasión. Sólo se mata por un desorden del espíritu, nunca se trata de la política.
La teoría de la verdad en el policial es psicoanalítica.
El caso, como género narrativo, articula lo particular y lo general. Una mitad del caso es del orden de lo particular (una pregunta) y la otra mitad del orden de lo general (una respuesta).
El caso policial resulta "consistente en la medida en que no se resuelva. Plantea una "causalidad aberrante", funciona en relación con lo extraordinario y el asombro. El detective percibe ese más allá inquietante del caso y trabaja para resolverlo. En la literatura policial el móvil debe conducir al asesino. Manifiesta un grado cero de estructura, es extra-ordinario, gratuito. La única manera de relacionar un caso policial con otro es a través de la serie.
El caso jurídico. El delito, el crimen debe ser "caratulado". Está internamente estructurado y supone un orden riguroso, sistemas de inclusiones y exclusiones. Es antipopular y burocrático.
El caso político. Su modelo textual es explicativo y no argumentativo. Es término manifiesto de una estructura implícita pre-existente. Sólo se estructuraría externamente mediante la aplicación de un modelo hermenéutico.
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